martes, 3 de marzo de 2015

El beso de Judas


Obra: El beso de Judas

Autor: Giotto

Cronología: Siglo XIV (Trecento)

Estilo: Gótico

Contexto:
La pintura es la manifestación artística que mejor muestra la nueva mentalidad de la época, destacará la preocupación por el hombre y la naturaleza. El Gótico italiano buscará el dominio de la belleza, trazaron las líneas de la perspectiva y plasmaron en ellas el cuerpo humano, mediante sus conocimientos de anatomía y las leyes del escorzo.
La pintura gótica, en general, está influenciada por la estética bizantina, que nos representa irrealealidades, figuras en actitud forzada, figuras de siluetas y de colores planos. Un autor que empieza a liberarse del bizantinismo será Cimabue con sus figuras serán más dinámicas, haciendo desaparecer el carácter preciosista de esta pintura. Giotto, el auténtico innovador de la pintura gótica italiana será discípulo de Cimabue.
La gran revolución de la pintura gótica italiana consistirá en abandonar los convencionalismos góticos (fondos dorados...) para ir a una pintura preocupada por la representación del espacio y del ambiente, una pintura que intenta alcanzar la “tercera dimensión” y que, por tanto, nos llevará al próximo siglo.

Análisis:
El beso de Judas, pintura al fresco, era la escena que centraba el registro inferior del muro sur de la capilla Scrovegni, en Padua.
 La traición de Judas ocurre en el primer término de la composición. El resto de los personajes reflejan la confusión y el dramatismo de la escena. El núcleo argumental destaca por la tensión de los protagonistas: Judas rodea con su manto y se acerca a Jesús para delatarlo con su beso, mientras éste permanece estático. Las dos figuras se miran fijamente. A la izquierda, se presenta Pedro cortándole la oreja a Malco, mientras que soldados con sus armas comienzan el enfrentamiento al fondo y a la derecha. También podemos ver a San Francisco compartiendo su capa con un pobre.
En El Beso de Judas, Giotto organiza la emoción de toda la escena en torno a la imagen central, donde se encuentran el traidor y el traicionado. Los rostros tienen gran importancia, ya que con ellos se expresa la emoción humana. También muestra preocupación por el tridimensionalismo. El dinamismo que presentan los otros grupos, contrasta vivamente con el momento contenido de delante. Esto no es más que un reflejo del dramatismo y de la tensión argumental del primer término, por eso podemos ver al fondo una masa de cabezas.


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