Título: Impresión, sol naciente.
Autor: Claude Monet.
Fecha: 1872
Estilo: Impresionismo
Material: Óleo sobre lienzo.
Localización: Museo Marmotan, París.
CONTEXTO HISTÓRICO
Con el Impresionismo culmina a finales del S. XIX el largo camino que la pintura occidental había emprendido desde el s. XV: la captación de la realidad. Comienza así un arte totalmente nuevo, que tiene en común con el resto de ámbitos artísticos la preocupación por captar un instante de la realidad con su luz, su ambientación, su atmósfera, ...
Dos descubrimientos fundamentales para este movimiento serán, en primer lugar, la fotografía, la cual descubre a los pintores detalles naturales que se les escapaban anteriormente, revelándoles ángulos inéditos. De hecho, los pintores impresionistas encontraron en la fotografía un estímulo para su nueva visión del mundo e intentaron captar al vuelo el instante que se evade.
Por otra parte, el establecimiento de las leyes del color por Chevreul (basadas en los siete colores del espectro solar) y la comercialización de los pigmentos de pinturas en tubos (que permitió transportarlos al exterior) fueron aspectos también totalmente a destacar.
Rasgos comunes de este movimiento son, además del aceptación de la teoría de los colores (tres primarios y tres secundarios, empleando colores puros, siendo el ojo del espectador el que los mezcla); la plasmación de la luz (los objetos sólo se ven en la medida que la luz incide sobre ellos; los impresionistas buscarán así captar la impresión fugaz de las cosas); la coloración de las sombras; la pintura al aire libre con una pincelada suelta y rápida; el empleo de temas banales inspirados en la actualidad, etc.
MONET:
Nació en 1840 en París. Con su pintura experimenta los diferentes efectos de la luz y la naturaleza. Se instalará en una casa espaciosa en Giverny donde mandó hacer un jardín japonés como lo solía imaginar. Su pintura es de plain air, como todo el impresionismo, cuya principal preocupación es la luz y sus efectos: brillos, reflejos, fenómenos atmosféricos, ... Representará las formas a base de manchas incompletas, libres de líneas y de contornos haciéndose más dinámicas, junto a una pincelada ligera y suelta.
Monet también se dedicará a pintar repetidamente los nenúfares de su jardín japonés, llegando a una completa desintegración de las formas, aunque no sabemos si esto se debe a un proceso de razonamiento intelectual o a su ceguera, que le condujo por necesidad a la abstracción.
ANÁLISIS
Este cuadro dará nombre al movimiento artístico conocido como Impresionismo. Pretendía reflejar lo cambiante de un mundo carente de estabilidad por estar inmerso en una atmósfera sometida a perpetuo cambio.
Se trata de una instantánea de la realidad al modo de como podría realizarla un fotógrafo. Monet actúa de tal forma, encuadrando la imagen y reduciendo el cielo para darle protagonismo al agua y sus reflejos. Para ello utiliza un punto de vista más elevado, tomando una vista en picado.
En cuanto a las formas, carecen de importancia, puesto que son totalmente abocetadas, empleando la técnica de plain air, una pintura rápida para captar una imagen fugaz (el amanecer concreto). De esta forma, la pincelada es muy suelta, eliminando el tema apra buscar el juego de brillos y reflejos.
En el cuadro predomina claramente el color sobre la línea, con una pincelada suelta apropiada del pintor. Los colores predominantes son fríos (violetas y azules) que contrastan con zonas cálidas anaranjadas.
La luz es la verdadera y única protagonista del cuadro, con sus reflejos sobre el agua.
Todas las técnicas empleadas por Monet representan las conexiones de esta pintura con la modernidad del momento que, tras la fotografía, ha cambiado la forma de entender la pintura. Ya no es necesario copiar el mundo (la fotografía lo hace mejor) y concentrarse así en otros motivos (en este caso la luz), tal como hará la futura pintura (el cubismo, fauvismo, expresionismo, ...)
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